sábado, 28 de noviembre de 2009

El sentido




¿Todo tiene un por qué, una causa, un objetivo, un sentido? ¿Todo se comprende o se comprenderá? ¿Nada es por nada, nada se pierde, nada es en vano?
Es tan bonito, tan consolador, creer que todo un sentido, que así lo he creído durante toda casi toda mi vida. Pero ¿no es otro espejismo?

Las personas religiosas encuentran ese sentido en su concepción religiosa: tienen a su disposición un sistema, una visión, una trama, una justificación, o un misterio acogedor. Su concepción de la vida tiene un sentido, pero prefijado. Lo llaman fe. ¿No es una premisa caprichosa, un subterfugio? Parecen no comprender que otros no le encuentren sentido. Que vean los hilos de los que pende su fe. Casi siempre son marionetas del miedo inasumido.

Tarde o temprano se presentan las confusiones propiciadas por el lenguaje: " no tiene sentido", "si nada tiene sentido, no tiene sentido nada". Puede que no haya un sentido, pero que haya muchos. Que aunque no haya un único sentido preclaro y omnipresente, todo tenga, cada pequeña actuación, un sentido, aunque sea uno bien simple y modesto, y que con eso baste. ¿Por qué todo tendría que encajar en uno mayor? ¿Necesitamos de ese contenedor para ubicar todas y cada una de las cosas que hacemos?

lunes, 2 de noviembre de 2009

El espejismo de la certeza


Elizabeth Costello, personaje de Coetze que da nombre a uno de sus libros, quizá alter ego del propio Coetze, dice que: …”ya no está muy convencida de creer en el hecho de creer. Las cosas pueden ser ciertas, piensa ahora, aunque uno no crea en ellas, y a la inversa. Al final, el hecho de creer puede no ser más que una fuente de energía, como una batería que uno acopla a una idea para hacerla funcionar. Tal como pasa cuando uno escribe: hay que creer en lo que haya que creer para poder hacer el trabajo.” (p.44)


La certeza…