sábado, 28 de noviembre de 2009

El sentido




¿Todo tiene un por qué, una causa, un objetivo, un sentido? ¿Todo se comprende o se comprenderá? ¿Nada es por nada, nada se pierde, nada es en vano?
Es tan bonito, tan consolador, creer que todo un sentido, que así lo he creído durante toda casi toda mi vida. Pero ¿no es otro espejismo?

Las personas religiosas encuentran ese sentido en su concepción religiosa: tienen a su disposición un sistema, una visión, una trama, una justificación, o un misterio acogedor. Su concepción de la vida tiene un sentido, pero prefijado. Lo llaman fe. ¿No es una premisa caprichosa, un subterfugio? Parecen no comprender que otros no le encuentren sentido. Que vean los hilos de los que pende su fe. Casi siempre son marionetas del miedo inasumido.

Tarde o temprano se presentan las confusiones propiciadas por el lenguaje: " no tiene sentido", "si nada tiene sentido, no tiene sentido nada". Puede que no haya un sentido, pero que haya muchos. Que aunque no haya un único sentido preclaro y omnipresente, todo tenga, cada pequeña actuación, un sentido, aunque sea uno bien simple y modesto, y que con eso baste. ¿Por qué todo tendría que encajar en uno mayor? ¿Necesitamos de ese contenedor para ubicar todas y cada una de las cosas que hacemos?

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Por el momento no puedo responder si la pregunta por el sentido se resolverá con un hallazgo o una reconstrucción, para ello debo quitar primero toda la basura de la opiniones.

ricard dijo...

Arturo:
Es un comentario denso y apetitoso: "Hallazgo o reconstrucción", en caso de que sea posible reconocerlo encontrándolo o reconfigurándolo. Aunque pueda resultar un empeño incierto, no es desdeñable como tal empeño, muy al contrario. Limpiar la basura, ese reciclado, es necesario; desde luego. Pero me pierdo (no alcanzo) el matiz,¿cuál es tu pretensión?: ¿Todas las opiniones en tanto basura? ¿O sólo las opiniones basura? Quizá el inconsciente, o mi natural (y puede ser una torpeza personal mía), conceden importancia incluso a las opiniones basura. Y aún más a las opiniones desbrozadas de su parte menos aprovechable, de su parte basura. Por la basura se puede comprender cómo vive quien la ha producido. Es como el humo, que delata dónde está el fuego. Es un ruido, sí; pero significativo. Y proporciona pistas. No esperemos a que se mineralice para otorgarle categoría de yacimiento arqueológico; aunque sea fresca y hieda, o precisamente por eso, proporciona aún más pistas.