sábado, 19 de diciembre de 2009

Todo es literatura.


Todo es política, dicen unos. Todo es economía, dicen otros. O que todo es energía, o que todo es química. O que todo es Dios. Me dejan insatisfecho todas estss reducciones. Puestos a reducir, optemos por otra más amable: Todo es literatura. Todo es una narración que vamos elaborando juntos, como protagonistas o antagonistas, o meros personajes secundarios. Vivimos una historia que nos cuentan y que nos contamos. Cambiamos el desenlace, modificamos los capítulos anteriores, reescribimos nuestra biografía para explicárnosla mejor o para quedar mejor o para soportarla mejor. Si no lo hacemos nosotros, lo harán otros. 1984/Orwell: la historia reescrita. En la URSS se hizo así. También lo hizo Franco. Casi nadie que tenga poder suficiente para hacerlo, se resiste. Es una tentación: La de que todo parezca algo más favorable, o más ventajoso, más conveniente.
Todo es literatura, aunque a veces de la peor. La biografía personal o la Historia, como ficciones. Las propias religiones como literatura fantástica. Casi todas remitiéndose a un libro fundamental que casi siempre nos quieren hacer leer de un único modo. Pero si hemos ido aprendiendo a ser lectores, no van a poder impedirnos que hagamos nuestra propia lectura.

domingo, 6 de diciembre de 2009

El espejismo de la inutilidad de las explicaciones


Un momento de humor. Una sorpresa. Un hecho extraordinario. Algo inesperado. Se disfruta, no es necesario más. De acuerdo. Pero ¿le resta algo que un momento después pensemos en lo que nos ha sucedido, que indaguemos, que queramos pillarle el truco al mago, el mecanismo al chiste, el por qué a la sorpresa, alguna explicación a lo extraordinario? ¿Es imprescindible, inevitable, echar a perder la flor, deshojarla, para intentar averiguar más cosas sobre ella? ¿Está siempre de más querer saber algo más acerca de lo que nos ha sorprendido, emocionado o conmovido, o sobre lo que nos ha perturbado?
El otro día me invitaron a una sorpresa. Se trataba de eso, precisamente: de reflexionar sobre la sorpresa, sobre lo imprevisto, sobre lo inesperado. El anfitrión, individuo inteligente (y que supongo que si concibió este evento sería porque ha reflexionado algo sobre este asunto; es más, estoy casi seguro) dio la impresión de que nos sugería “no andar siempre buscando el por qué”. ¿Y por qué no? me dije a mí mismo (no pretendía estropearle el planteamiento del asunto y me lo callé; se había tomado la molestia de concebir algo diferente, inusual, ciertamente novedoso, sorprendente: en lugar de una minicharla, o una miniconferencia, o de plantear un debate lanzando una pregunta, o afirmando algo discutible y polémico, se sacó de la manga a un cocinero, un cocinero que también es un ilusionista y un poeta, pero que al final nos dejó un plato comestible, inusual, sorprendente, sacando de un plátano una butifarra, lechuga de dentro de un huevo…
¿Nos perjudica preguntarnos momentos después qué es lo que hemos visto? Me parece que no. ¿De qué se trataba, pues? ¿De defendernos de quienes si no encuentran alguna buena razón no bendecirán nuestra ocurrencia, nuestra creatividad, se trate de un plato ilusionista, de una pintura que no reproduce nada fotografiable, de un escrito ilógico, de un anuncio sorprendente, de una composición musical sin melodía?

El desacuerdo o el disgusto está siempre garantizado por melódica que sea una pieza musical o por más atonal que se pretenda, por más figurativa y realista que sea una pintura o por más abstracta y conceptual, porque ninguno somos igual y nos gustan cosas distintas y acaso algunas de las mismas pero en momentos distintos. Pero me hizo pensar. Porque hace algunos posts traje en mi ayuda a alguien que daba valor al misterio frente a tanta rutina de racionalizarlo todo, de atender a los expertos para que nos lo expliquen todo. Y entonces, me pareció que reivindicar el misterio no excluye sentir interés por entender todo lo posible, que ésta curiosidad o deseo de conocer tampoco por eso me obliga a encontrarle siempre una razón a todo sin la cual no pueda reconocerle entidad suficiente, que en eso está la gracia del juego, y por lo mismo, cuando el otro día el anfitrión desprestigió los argumentos que pueden sustentar unas cosas y quizá no a otras, las explicaciones que parecen de más, superfluas, prescindibles, sentí una extraña sensación: no hay cosas que deban ser explicadas frente a otras que merezcan el misterio o la ausencia de explicaciones, eso depende de cada cual y de cada momento, y a veces tomamos una decisión u otra de un modo automático, inconsciente, o siendo consciente puede ser optativo, pero que en ningún caso y de ningún modo se le resta a alguna cosa un ápice de lo que pueda tener o ser por el hecho de indagar en ello. Otra cosa es que entre nosotros haya muchos que reclamen, exijan, alguna explicación, algún argumento para concederle a algo un visado de existencia. Pero eso ya es otra cuestión.
¿Y qué tiene que ver todo esto con los espejismos? Pues me parece que la tiene: que todo tenga una explicación es un espejismo, porque no todo la tiene, quizá se baste sin explicación o sin un argumento o sin un sentido o sin una justificación, y a éste espejismo se le añaden los espejismos de quienes consideran que todas las explicaciones son invenciones, todos los argumentos traídos, y todos los sentidos sobreañadidos. Unos y otros coinciden en desprestigiar la averiguación, conceden más valor a la sorpresa inicial que a las que acaso nos aguarden cuando averiguemos algo más sobre aquello que nos sorprendió.

sábado, 28 de noviembre de 2009

El sentido




¿Todo tiene un por qué, una causa, un objetivo, un sentido? ¿Todo se comprende o se comprenderá? ¿Nada es por nada, nada se pierde, nada es en vano?
Es tan bonito, tan consolador, creer que todo un sentido, que así lo he creído durante toda casi toda mi vida. Pero ¿no es otro espejismo?

Las personas religiosas encuentran ese sentido en su concepción religiosa: tienen a su disposición un sistema, una visión, una trama, una justificación, o un misterio acogedor. Su concepción de la vida tiene un sentido, pero prefijado. Lo llaman fe. ¿No es una premisa caprichosa, un subterfugio? Parecen no comprender que otros no le encuentren sentido. Que vean los hilos de los que pende su fe. Casi siempre son marionetas del miedo inasumido.

Tarde o temprano se presentan las confusiones propiciadas por el lenguaje: " no tiene sentido", "si nada tiene sentido, no tiene sentido nada". Puede que no haya un sentido, pero que haya muchos. Que aunque no haya un único sentido preclaro y omnipresente, todo tenga, cada pequeña actuación, un sentido, aunque sea uno bien simple y modesto, y que con eso baste. ¿Por qué todo tendría que encajar en uno mayor? ¿Necesitamos de ese contenedor para ubicar todas y cada una de las cosas que hacemos?

lunes, 2 de noviembre de 2009

El espejismo de la certeza


Elizabeth Costello, personaje de Coetze que da nombre a uno de sus libros, quizá alter ego del propio Coetze, dice que: …”ya no está muy convencida de creer en el hecho de creer. Las cosas pueden ser ciertas, piensa ahora, aunque uno no crea en ellas, y a la inversa. Al final, el hecho de creer puede no ser más que una fuente de energía, como una batería que uno acopla a una idea para hacerla funcionar. Tal como pasa cuando uno escribe: hay que creer en lo que haya que creer para poder hacer el trabajo.” (p.44)


La certeza…

jueves, 8 de octubre de 2009

periodismo y espejismos

Temer una gripe y esperar la vacuna. Una vacuna que puede que acabe causando más problemas que los que se supone nos evitará. Miedo y esperanza inducidos, fabricados. Mayormente por la torpeza de algunos periodistas que informan de que alguien hoy ha muerto de esta nueva gripe, y que si consultara los fallecimientos diarios por motivos de enfermedad comprendería que han muerto muchísimos más de muchas otras cosas y que cada día ocurre eso mismo. Los que creen en las teorías conspiratorias lanzan primero la idea de que el virus ha sido fabricado por los laboratorios farmacéuticos, la cosa les cuadra al comprobar con cuánta rapidez se han preparado las vacunas, unas vacunas que algunos especialistas advierten que en un porcentaje significativo, menor pero significativo, puede ser causa del desarrollo de otros problemas de salud. Las farmacéuticas han olido el miedo que unos periodistas torpes han provocado en la población y prestos se dispusieron a aliviarlo, incluso a costa de una vacuna deficiente.
Estamos expuestos a unos periodistas, que por deformación profesional, sucumben al espejismo de las noticias capaces de atrapar nuestra atención, independientemente de su verdadera relevancia.


jueves, 11 de junio de 2009

el espejismo del para siempre


El amor eterno, que también es efímero, y su cara B, que puede ser desprecio. Juan Benet, en Una meditación lo expresa así:
..."habiéndose despojado del manto protector bipersonal del afecto que un día les unió, se guarnecen cada uno en su amor propio y, en la porfía por desmontar el ajeno, se lanzan a la cara toda la serie de recriminaciones con que quieren poner en claro la responsabilidad de la beligerancia y que nada ayudan, como es evidente, a echar las bases del nuevo pacto cuya sinceridad puede medirse por las consecuencias que acarrea su cancelación; y así como la mejor calidad de aquél, apagado el furor, se traduce cuando menos en respeto, rescoldo no fortuito de una disposición voluntaria que sabía hermanar goce y sacrificio (pero que desprovista del primero no desvirtúa -quizá sólo mengua- la potencia del segundo en transformarse en amor, en contraste con aquella otra que, atenta sólo al goce, tarde o temprano (y más por la usura que por la ruptura) termina por encastillarse en el yo, arrastrado por la avaricia propia de quien habiendo perdido la capacidad de sacrificio culmina su proceso de inhibición con el alumbramiento del desprecio), así una alianza establecida en atención a los intereses a partes iguales -digamos- de dos yos, una vez rota no puede dar lugar, en el terreno de la convivencia como en el de la beligerancia, a un mutuo respeto entre los que la suscribieron."

Una meditación, el libro de Juan Benet del que he traído esta parrafada, está escrito de principio a fin sin un solo punto y aparte. No lo ponía nada fácil Benet, su modo de escribir era concienzudo y algo del ingeniero que también simultáneamente fue construye su escritura con un rigor como el que exige un puente para no derrumbarse, o como el mismo amor, casi siempre fijado en su momento inicial de deslumbramiento, cuando tras ese breve momento, habrá de suponer un concienzudo cálculo de equilibrios que, sin embargo, puede sucumbir al terremoto que toda aquella energía inicial, transformada en lucha de contrarios, terminará por destruirlo. Con lo que quede, debidamente amontonados los residuos de aquel magnífico puente, quizá algunos se avengan a cruzar el río, se las apañen, que puede parecer poco glorioso pero que no es poco.

lunes, 18 de mayo de 2009

el tema, como espejismo de una obra


El tema. De qué va. Algunos lectores consideran eso importante. Que alguien muera o se enamore, que haya una guerra o un tesoro. ¿Qué le importa a un buen lector el tema? Le importa lo que el autor es capaz de hacer a partir de eso.
Las buenas ideas… y las ideas bondadosas. Los buenos sentimientos del narrador o del autor o del protagonista. ¿Qué tiene eso que ver con la literatura?

lunes, 13 de abril de 2009

el espejismo del conocimiento total


Bouvard y Pecouchet, considerando que la felicidad del hombre puede alcanzarse científicamente, se ponen a estudiarlo todo: agricultura, química, medicina, astronomía, geología, arqueología, literatura, las religiones antiguas, la historia, el espiritismo, el cristianismo, la filosofía, la pedagogía. Lo que alcanzan es un escepticismo que los pone al borde del suicidio.
Fausto expresa su profunda decepción ante la posibilidad del conocimiento y sostiene que todo lo estudiado hasta ese momento sólo le ha servido para comprender que el conocimiento es imposible.
Sócrates ya nos había avisado ("Sólo sé que no sé nada")
Sospecho que Flaubert y Goethe habrían considerado lo que dijo Sócrates como un desafío, pero que llegado el momento comprendieron que el griego había tenido razón.

viernes, 13 de marzo de 2009

PNL

Programación Neurolingüística como reformateador. Puede ser útil para filtrar espejismos. Otros lo consideran un espejismo en sí mismo. Un "espejismo para ejecutivos", ha escrito alguien. Podría resultar un espejismo para cualquiera, ejecutivo o no. O no serlo. No soy un especialista en pnl, ni siquiera un usuario avanzado, apenas soy un inmigrante pnl, un curioso. Pensando en lo de su "mapa y territorio", este concepto tan querido por los pnl's, tendríamos unos mapas mentales proclives a los espejismos y resultaría que en nuestro país habría muchísimos volcanes o muchísimos desiertos o muchísimas playas paradisíacas, incluso algún geiser, pero imposibles de visitar. La llaman pseudociencia, (otros llaman arte al toreo o a la cocina o a chutar penaltis, y se puede llamar a la religión literatura, otro género literario, -la religión como fabricante de mapas de creencias y concepciones del mundo). Es otra cuestión de diccionario entendido como un mapa optativo. En cualquier caso, es una herramienta. Y parece que de alguna utilidad. No hemos de olvidar que toda herramienta es susceptible de ser utilizada como arma, pero que eso no es un problema intrínseco a la herramienta: también es posible asesinar a alguien golpeándole el cráneo con un pesado volumen de enciclopedia.

jueves, 5 de marzo de 2009

el espejismo de nuestro punto de llegada

Además de pasarnos demasiado tiempo viviendo lo de ayer y avanzando lo de mañana, empleamos ardides y artilugios para tener lo de ayer continuamente a mano (fotos, archivos, souvenirs) y por si fuera poco, cuando pensamos en lo de mañana, intentamos llegar antes empleando atajos. El Post de hoy se lo traspaso a Ray Loriga, que lo explica perfectamente:
“Se escoge a menudo un atajo que nos lleva a un lugar en el que probablemente no merezcamos estar todavía”.

http://www.elpais.com/articulo/portada/jardin/elpepusoceps/20090215elpepspor_3/Tes

lunes, 23 de febrero de 2009

Espejismos de misterio

En otro momento (en otro post) dije (o traje algo) sobre la realidad demasiado explicada, razonada y lógica, que parece no querer dejar espacio para el misterio. Hoy, leyendo el blog de Vicent Verdú, he comprendido que lo contrario, el abuso sobre la realidad por culpa del misterio, también ocurre demasiado a menudo. Verdú nos recuerda que Dostoievski, en El gran inquisidor, escribió de los misterios inventados, los misterios truculentos elaborados para que las personas sencillas, la gente corriente, encontrase dificultad en comprender ciertas cosas. "Hay que mantenerla en un estado de sumisión, para lo cual se precisa que las cosas parezcan misteriosas y complicadas", escribe Verdú.

www.elboomeran.com/blog/11/vicente-verdu/

lunes, 16 de febrero de 2009

espejismos de lector

Confundir al narrador con el autor. O confundir al autor con su obra. A veces, el narrador también es un personaje. (¿No lo es siempre? Digamos entonces que además de narrar interviene en la obra de algún otro modo). Algunos autores delimitan de un modo sorprendente cada cosa; saben cuando actúan como autor, quién es el narrador, quienes son los personajes. Otras veces algo se les va de las manos, algo se desliza y se solapa. Otras, es el lector quien se confunde. Cuando se produce esta confusión... ¿qué libro estamos leyendo en realidad? ¿No queda reducido a un espejismo de lo que creemos que escribió el autor?


(Sí, ya sé: espejismo y confusión no son exactamente sinónimos. Puede que todo este blog sea una confusión del concepto de espejismo. O puede que sea el espejismo de una confusión)

viernes, 23 de enero de 2009

nosotros mismos, un espejismo

¿Es posible la autobiografía? Hablar de uno mismo...cuando ya no somos aquél de quien intentamos contar algo...Somos y no somos nosotros. Escribir la propia autobiografía es siempre una verdad a medias; una ficción. Un espejismo, podría decirse.